Plancha

En el siglo IV a.C., los griegos usaban una barra de hierro cilíndrica que calentaban y que usaban como un rodillo de amasar.
En el siglo I d.C. en China se utilizaban recipientes  de metal que se rellenaban con carbón.
También los romanos planchaban la ropa con un mazo plano metálico, que literalmente machacaba las arrugas, como era una tarea larga y trabajosa eran los esclavos los que planchaban.

Incluso los vikingos del siglo X empleaban una pieza de hierro con forma de hongo, que movían sobre la tela previamente humedecida.
Ya en Europa en el siglo XVII, se utilizaban bloques de hierro en forma de triángulo que se calentaban al fuego.
Un diseño posterior más moderno consistía en una caja de hierro que se llenaba con carbón caliente, se aireaba mediante un fuelle. Este tipo de plancha estuvo a la venta en E.E.U.U. hasta 1902, pero tenían el inconveniente de que el hollín se pegaba a la ropa y la manchaba.
En el siglo XIX, se inventaron planchas que se calentaban con gas pero los continuos escapes de gas, las explosiones y los incendios hicieron que dejase de utilizarse.
 El verdadero boom en el planchado llegó con la instalación de la electricidad en las viviendas.
Plancha de hierro fundido con chimenea y mango de madera. El funcionamiento consistía en llenar el tanque con brasas de carbón, al calentarse la superficie inferior, se planchaba. Cuando se enfriaba, se volvía a llenar el tanque con nuevas brasas, y así sucesivamente.


Antigua plancha de hierro fundido. Como vemos este tipo de plancha no tiene tanque para las brasas, su modo de empleo consistía en que se ponía a calentar sobre las placas de las cocinas de leña, cuando cogía calor se planchaba directamente sobre la tela, cuando se enfriaba se volvía a poner sobre la cocina de lumbre y así sucesivamente. Por suerte antes no había tanta ropa que planchar como ahora.

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